¿Serán los próximos años los que despejarán incógnitas y será el mercado inversionista el que decida las licitaciones y los beneficios que pudieran presentarse para México con la nueva reforma energética?
¿Es este el momento de invertir en energías renovables y acompañar a México en el desarrollo de recursos de energía auto-sustentables que compensen, apoyen y sustituyan a la energía tradicional, y por lo tanto se genere así una certeza en el precio del consumo de electricidad familiar?
¿Sabias que la energía eléctrica de la CFE ha subido 104% en los últimos 10 años?
Mucho se ha hablado este año sobre la reforma energética en la que tras 76 años de monopolio estatal, México ha puesto en venta un racimo de yacimientos agrupados en 169 bloques de tesoros energéticos que están aún por encontrar en las áreas en que PEMEX ha tenido menos éxito debido a sus limitaciones financieras y tecnológicas.
Existen diversos argumentos a favor y en contra respecto a ésta nueva reforma energética. Algunos piensan que la reforma conseguirá transferir riqueza al extranjero y que será el principio de un desmantelamiento de la economía nacional. Otros piensan que se necesita revertir la caída en la producción de gas y petróleo mexicano a través de la explotación en los hidrocarburos no convencionales, como son el gas en aguas profundas y para esto la privatización es el camino.
Lo que es cierto es que la caída del precio del petróleo en 30% en los últimos 8 meses no ayuda a la negociación de venta de yacimientos a inversores extranjeros, ya que ellos recibirán márgenes menores que intentan compensar la obtención de ciertos beneficios fiscales.
Es muy pertinente tener en mente que el cuidado del medio ambiente no responde a una ideología de derecha o de izquierda en nuestro país. Los recursos naturales son nuestro derecho y nuestra responsabilidad. No estamos par tomar postura, ni para ser partidarios de una política de reforma u otra. Lo que si sabemos es que es el momento de apoyarnos del sol y de otros elementos naturales para cuidar nuestro bolsillo y nuestros recursos naturales.
– Lorena Cejudo